Psycho -Joker's tales- ROL

A cada momento nuevas personas se presentaban, se levantaban, gritaban o peleaban. Esto era un verdadero show de circo, lleno de animales impulsivos. ¡Oh! ¡Y para añadirle un poco de idiotez al momento, otros descerebrados comenzaron a romper cosas! ¿Será que, a cada lugar que van, apenas entran empiezan a romper cosas? Sinceramente estas personas tenían algo mal en sus cerebros.

Miré para todos lados, cuando un gran trozo de vidrio del frasco me llegó a la cara y me golpeó muy cerca del ojo. Animales. Si esa cosa llegaba a entrar a mi ojo, me iba a asegurar de hacer que todos ellos se mueran apenas tuviera la oportunidad. No lo soporté más. Me levanté, sacudí mi falda y comencé a caminar con mucho cuidado, para no ir pisando vidrios y botones. Estaba casi a la mitad del escenario cuando mis piernas flaquearon. Mierda, mierda, mierda. Así que, aunque estoy en un mundo extraño, mi maldita enfermedad también aparece. No pude mantenerme en pie un segundo más, mis piernas, debilitadas, me hicieron caer, y por instinto, agarré lo primero que tuve cerca. Era un chico, alto, de pelo negro, con traje. Y ahí iba mi dignidad.

La vida se burló de mi al darme inteligencia, y un cuerpo frágil como el vidrio.

—D-Discúlpame —Supongo que todo el golpe de adrenalina, histeria, asombro, etcétera, habían sido demasiado para mi cuerpo, y ahora sí, parecía una niña indefensa. No había nada que odiara más que mostrar mi debilidad.

Todo a mi alrededor me daba vueltas. Estaba mareada y me dolía donde me golpeó el vidrio. El chico me sostenía para que no terminara de caer, y no pude evitar que mi estúpido rostro se ruborizara. ¡Esta no soy yo, maldita sea! Aparté mi rostro de él, tratando de ocultar lo roja que estaba cuando sentí algo recorrer mi rostro. ¿Sangre? Quizá el vidrio me había cortado más de lo que pensaba. Quise levantar mi mano para limpiar la sangre, pero tampoco pude hacerlo. Esto iba de mal en peor. Ya no me importó lo rojo que podía estar mi rostro, me sentí empalidecer completamente.

—Descuida. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? La forma en la que has caído fue un tanto fuera de lo común. ¿Tienes algo en el rostro? Si te sientes caer de nuevo solo dilo y no tendré problema en sujetarte mejor —Realmente me odie. Hubiese preferido caer sola y apartada de las miradas de los demás, pero el error ya había sido cometido.

—Disculpame por pedirte algo así sin que me conozcas... —ya casi no tenía fuerzas para agarrarle el brazo al chico— ...pero ¿podrías llevarme a algún lugar para sentarme? —no quería, no quería, no quería. ¡No quería decirlo! Pero si no lo hacía, iba a pasar lo peor— Necesito tomar una pastilla.. que.. tengo en.. mi.. bolsillo —Ahora me costaba hablar. ¿Algo peor? A cada momento me odiaba más y más.

Offrol:

Cerré los ojos un momento, tratando de concentrarme en no desmayarme o dormirme. Estaba respirando rápidamente hasta que sentí que.. era levantada en el aire. ¡NO me refería a eso cuando dije que me llevara! Aunque si lo hacía de otra forma, no iba a poder caminar.. así que tomó una buena elección, aunque para mi fuera un martirio. Bien, ahora sí parecía una de esas damitas en peligro de las películas, y estaba irritada. Tanto por el dolor, como por el mal aspecto que tenía todo esto. Aunque si lo analizaba un poco, quizá esta escenita me serviría para recrearla cuando estemos en algún momento del juego. Anotado.

El chico era bastante amable. Me llevó al otro lado del escenario donde me dejó sentada. Comenzó a hablar— Lamento que no tengas algo en lo que apoyar tu espalda.. Pero sigo interesado en tí. ¿Puedo saber lo que ocurre? O, aunque sea, dime como puedo llamarte. En lo que a mí respecta, por si querías preguntarlo en algún momento, soy W.

Con un esfuerzo inimaginable, levanté mi brazo derecho, pues el izquierdo me dolía mucho más y tomé una tableta de pastillas que estaba en el bolsillo de mi camisa. Justo en el pecho. Puse una en mi boca y la tragué, aliviada. Me acosté en el piso del escenario, porque necesitaba hacer la menor fuerza posible hasta que la pastilla hiciera su efecto.

—Dime Z —realmente me sentí un poco mal por él. Era alguien que no me conocía y se había visto involucrado en uno de mis problemas. Suspiré, y aunque había prometido no hablar de ello y no tener ningún tipo de conexión con estas personas, me vi obligada a responderle— Desde que nací sufro de una enfermedad que debilita mi cuerpo. Cuando e pongo muy nerviosa o me sobreesfuerzo, me dan estos "ataques". Lo odio. Me convierte en una niñita débil.

Offrol:

—Creo que si tengo que jactarme de algo, es de mi inteligencia —mi respiración se normalizaba mientras sentía poco a poco como, en mis extremidades, el dolor comenzaba a desaparecer. Me molestó un poco la forma en la que el chico me hablaba, sentí que todo tenía un tono lastimero. Cerré mis ojos un momento y, cuando los volví a abrir, W se encontraba más cerca de mí, extendiéndome un pañuelo.

—Lo necesitas, justo en tu pómulo. Y en caso de que te llegue la idea a la mente, no, no tiene nada extraño en él. —Había olvidado completamente la herida del vidrio. La verdad era que el resto del cuerpo me dolía más que una simple cortada en el pómulo, pero no podía andar chorreando sangre por ahí. Tomé el pañuelo y lo puse en mi mejilla, al mismo tiempo que me sentaba.

W había mirado hacia otro lado por un momento, y no pude evitar seguirlo con la mirada. Del otro lado del escenario, otra chica de pelo verde se "desmayaba"— Creo que impuse una moda. —¿Eh? ¿Acababa de decir un chiste? Eso sí que era impropio de mí. Creo que toda esta situación me había sensibilizado un poco y me molestó. Aparté mi vista hacia el piso del escenario y suspiré.

—Quiero hacerte una pregunta —Toda expresión se borró de mi rostro, volviendo al puesto de jugadora. La expresión en mis ojos había desaparecido, reemplazada por una completa seriedad. Me interesaba saber si esta persona que acababa de ayudarme sería un problema para mí, o si me ayudaría tenerlo como posible aliado. Necestiaba comprobar su inteligencia, saber cuales eran sus prioridades. Al menos no era como uno de esos descerebrados que rompían cosas.

—¿Qué opinas de todo lo que sucede? ¿Tienes alguna suposición?




Mientras apuntaba al chico con el cabello de zanahoria, sentí algo que me golpeaba. Rápidamente giré mi cabeza y pude notar que había una bola de papel en el suelo. ¡Alguien la había lanzado! Hmm. Comencé a buscar al responsable con la vista y allí estaba, la pelivioleta con la que había hablado. ¡Ahá! ¡Había comenzado una guerra que no le sería fácil terminar! Sonreí, emocionado por encontrar un poco de diversion en ese lugar tan lúgubre e hice una bolita con mi papel de respuestas. Apunté y se lo tiré justo a la cabeza.

—¿Con que quieres guerra, linda? ¡Hahaha! ¡Espero que la aguantes y no te desmayes como las demás chiquillas de aquí! —comencé a reirme de las debiluchas que se desmayaban, una tras otra. ¡Pobrecillas! ¡No aguantarían ni dos días en este lugar!

—Quizá hasta te lance un frasco como ese chico de pelo rojo lo hizo. Espero que sepas esquivar bien~ —No, no bromeaba. Sería divertido verla tratar de esquivar un objeto así~

Segundos después de lanzarle la bola de papel, la pelivioleta se echó al suelo, actuando un desmayo que me hizo estallar a carcajadas— BWAAHAHAHAHA te ves igualita a esas dos damiselas —limpié una lágrima que se me había escapado de tanto reír y esbocé una sonrisa. Esa chica tenía un humor bastante interesante. Era cruel y graciosa a la vez, aunque quizá todo fuera algo falso, pero no me importaba. La estaba pasando genial.

—Mira, podrías lanzarme un par de flores. Como una disculpa, por el hecho de no llamarme "H", como creí haber dicho que era la forma en que podían dirigirse a mí. Además, creo que quedarían mejor con mis ojos, ¿No crees? —me quedé mirándola un segundo, con los ojos entrecerrados. ¿Combinar con sus ojos? ¿Qué se había fumado? Ahogué una risa y di unos pasos hacia ella, hasta quedar a un metro de distancia.

—A sus órdenes, su majestad —me incliné haciendo una reverencia y salí disparado donde se encontraban las rosas. YOLO, qué me importa si no quieren que toque sus cosas~ Tomé un manojo de flores y me acerqué a la muchachita.

—Larga vida a H —una sonrisa maliciosa se me escapó, y comencé a tirarle las flores sin cuidado. Una de ellas quedó en mi mano y no pude contenerme. Me acerqué y le metí la flor dentro de la remera, en la espalda— No hablabas conmigo cuando dijiste tu apodo. Ah, y tú puedes decirme J, dulzura. —sí, sabía comportarme como un idiota cuando la situación lo requería, y sí, sabía ponerme serio en otros momentos. ¡Pero qué va, no me interesa nada ahora mismo! Si un tipo pudo arrancarle los ojos a las marionetas sin morirse al instante, ¿por qué no divertirme un rato?



Mientras miraba atentamente al chico, comenzó a hablar y escuché con detenimiento todo lo que decía, pues me interesaba saber qué pensaba.

—Tal vez y las estén probando una a una. Pues si tomas mi último comentario como una suposición, supongo que sí.  La verdad es que prefiero mirar y analizar, si me entiendes. Aunque no deberías preguntármelo a mí. No sé de que pueda servirte saber lo que opino, pero bien pienso que todo esto pueda ser una ilusión también. Claro que con todo este ruido, acompañado de tanta actuación.. Es un poco imposible que alguien use el cerebro como para pensar en alguna cosa aparte de sus propios impulsos. ¿Y tú? ¿Qué me dices, Z? ¿Alguna teoría que compartir?

Luego de escuchar todo esto, aparté mi vista de W. Había dos personas haciendo un escándalo, gritando, tirándose cosas y riéndose como hienas. No podía creer que la gente llegara a ser tan inconsciente e impulsiva. Negué con la cabeza en un gesto de resignación. Aunque me di cuenta de algo importante. Esas personas no eran un riesgo. No debía preocuparme por ellas, sino por quienes eran como yo. Y como W. Volví mi mirada hacia él, aún con el pañuelo en mi herida.

—Tengo varias teorías. Hay una persona tras de esto que ha escrito mi respuesta, la que decía "atte. 3". Supongo que él/ella está tras nuestra aparición aquí —Miré una de las bolas de papel que habían arrojado y ahora se encontraba a mi lado— Confirmo mi pensamiento con lo que dijo el chico misterioso de pelo naranja, no se refirió a los muñecos de botones como "personas" ni como "muñecos". Él les dijo marionetas. Si son marionetas, hay alguien que las controla. ¿No? —estaba dando mucha información, pero continué hablando— Y no.. no creo que sea una ilusión. De ser así, no sentiríamos el dolor que sentimos cuando nos golpeamos, o no estaría sufiendo por un ataque de mi enfermedad. De todas formas no puedo decir en qué clase de lugar estamos, pues todavía no ha pasado nada "malo". Sólo cosas extrañas.

Fruncí un poco el ceño al escuchar el comentario del otro chico. ¿En serio creerían que me buscaría una novia justo aquí? Ay, ay, ay.. ¡Pero no! ¡No lo demostré! Volví a sonreír como antes. Miré al muchacho y susurré mientras le tocaba el hombro a H— Ojalá pudiera conquistarla tan fácil —me alejé, luego, y la miré mientras reaccionaba por la broma de la flor.

—De verdad no sé que esperas con todos esos halagos. No voy a sonrojarme como ellas —¡Ahora no! Pero quién sabe, quién sabe~— ¿Y no te importó que en las notas dijera que no tocáramos sus cosas, querido? En cierta forma me agrada que tomes tú los riesgos, ¿Sabes? así yo podré ver en que no equivocarme luego.

—Uy, que cruel eres.. —hice un puchero con una expresión de ofendido, claramente fingida— ..después de todo tú fuiste quien me pidió que te tirara flores. Si caigo, me aseguraré de tirarte conmigo —le saqué la lengua mientras me acercaba tanto a su rostro que sólo quedamos a unos centímetros de distancia— Quizá no te sonrojes ahora, pero quién sabe qué pasará después —sonreí mientras la examinaba de arriba a abajo con la vista, y volvía a enfocarme en sus ojos. Me acerqué un poquito más, un milímetro más, estábamos a un simple suspiro de distancia, abrí mi boca... y le soplé en la cara. ¡Luego me alejé! Sonreí disfrutando el show mientras ponía ambos brazos detrás de mi cabeza, despreocupado.

Todo esto era una simple actuación. Estar "coqueteando", jugar, reírse.. esa era mi forma de enfrentar los problemas. Esa era mi forma de analizar la situación. Ah, no me interesa eso llamado dignidad. Soy capaz de perder hasta la última gota de ella con tal de lograr lo que quiero.



Una vez más, estaba complacida en el intercambio de pensamientos que tenía con W. Demostraba ser una persona con inteligencia suficiente para mantener un pensamiento con un fundamento sólido. Me agradaba. No pude evitar sonreír, con una sonrisa verdadera. Me emocionaba analizar todo. Era como un juego, un juego de ajedrez. El adversario hace un movimiento y espera a ver como actúa su contrincante. A veces sacrifica algún peón para confundir al otro, y esconde detrás de su rostro sus verdaderas intenciones. Esto era igual. Habían hecho un movimiento que nos dejó confundidos, especulando, y estaban esperando nuestra respuesta.

—La mente puede hacernos creer cosas inimaginables, ¿Tenías idea? Es tan poderosa, que en malas manos, puede crear un verdadero caos en el interior de los débiles. La mente... Es un laberinto. El más entrincado de todos. Piénsalo así. Subes un nivel de un edificio, cada vez hallando más y más obstáculos. En las mentes pensantes, complejas, eso es lo que encuentras. Y si somos tan capaces de tener tanta información en nuestra mente, ¿Por qué esto no podría perder el control? Se que sonará extremista y quiero aclarar que no es esta mi teoría, pero bien podrían estar controlando nuestras mentes con tal de que veamos y sintamos lo que "ellos" quieren, cuando quieren. No sería tan difícil, si te lo planteas. Con toda la tecnología, bien podríamos hallarnos con síntomas similares a los de cualquier enfermedad de desorden mental que afecte la percepción.

—Debo decir que estoy bastante impresionada por tu forma de pensar, W. Pero hay algo que también podría ser realidad. Quizá ellos quieren que comencemos a especular, como lo estamos haciendo, nos confundamos, nos compliquemos y quizá, la respuesta sea la más sencilla. En realidad, la respuesta menos interesante suele ser la correcta. —moví los dedos de mi mano derecha nerviosamente, estando acostumbrada a mover mi pieza favorita de ajedrez entre ellos— Solo hay dos cosas que puedes hacer en un juego. Hacer avanzar tu propia estrategia o responder a la de otro jugador. Lo importante es quién tenga la iniciativa, y déjame decirte que la iniciativa la ha tenido alguien completamente ajeno a nosotros. Y nos tiene comiendo de su mano.

Niño, ¿No es hora de que aprendas que las personas mienten a veces? —Un recuerdo fugaz se me cruzó por la mente, pero lo aparté rápidamente. Malditos recuerdos. ¿Por qué recordaba cosas así y no podía recordar cómo llegué aquí o mi maldito nombre?
Continue analizando a la muchachita. Algo en H me resultaba endemoniadamente familiar. Sus expresiones, su forma de actuar.. ella ocultaba algo, al igual que yo. ¡Eso es! ¡Somos iguales! Los dos estábamos involucrados en un juego invisible, siendo falsos uno con el otro. Llevábamos máscaras que no podíamos ver, pero ahí estaban, pretendiendo ser carismáticos cuando en realidad teníamos el puñal preparado en la espalda. Aguardando el momento perfecto para manipular y devorar. Esa era la verdad, y logré entenderlo. Aún así, decidí seguir con este intercambio. Me sentía genuinamente divertido, así que decidí seguirle el juego a esta desconocida, algo conocida, una vez más.

—¿Cruel? No fue mi intención, no. Hmm, ¿Apenas me conoces y ya quieres tirarme contigo? Verdaderamente interesante, me siento halagada... De nuevo —pareció estar analizando qué podía hacer. Guardé ambas manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón, mirándola, sonriendo. Finalmente se acercó a mí y la esperé, expectante, a ver cuál era su elección. Extendió sus manos y tomó mi sombrero, colocándoselo en su cabeza— Tomaré esto. Genial, aunque no creo que vaya mucho con mi atuendo. ¿Tú que opinas?

Esta chica era demasiado ocurrente. Me encogí de hombros y recordé— Combina con tus ojos, al igual que los restos de flores que tienes en el pelo —le guiñé un ojo mientras me alborotaba el cabello con una mano. Reflexioné un momento antes de decirlo, pero aún así opté por decirle algo que confirmaría todo— Bien, supongo que se nos da bien actuar. ¿No, princesa? —la última palabra tenía un toque de sarcasmo muy perceptible para cualquier persona con un poco de comprensión.
En mi rostro todavía había una sonrisa, pero esta no era como las demás.
Era una sonrisa más oscura.



Aunque el intercambio de suposiciones y teorías me encantaba, sabía que había un límite infranqueable cuando se compartía información con otra persona. Sería estúpido de mi parte decirle todo lo que pensaba a un desconocido, por más cortés que fuera. W era demasiado inteligente, y aunque quizá hayamos llegado a las mismas conclusiones, me di cuenta que ninguno cruzaría el límite. O por lo menos yo, no pensaba confiar en nadie que se encontrara aquí. Podría decirse que eso era un acto humano de mi parte. Confiar en alguien y encariñarte te condenaría a sufrir o verte en un aprieto en cualquier prueba que se nos presentara.

—¿Impresionada? ¿Por qué? —lo miré, sin responder. Era una simple forma de decir que estaba de acuerdo con sus teorías— Tienes razón en eso. De todas formas, mi estilo es esperar a ver como actuar. Eso de seguir estrategias ajenas, o incluso adentrarme a algún peligro por el simple hecho de hacerme el héroe no es mi estilo para nada. No veo necesario el arriesgarse a algo de lo que bien puedes conocer las consecuencias con anticipación, ¿No crees? —bien. Era lo mismo que yo haría. Mi estilo era tan simple como analizar, para luego actuar. En un momento, una frase apareció flotando en mi cabeza. Y no pude evitar decirla en voz alta— Los fuertes afilan sus colmillos mientras que los débiles afilan su sabiduría. —mi cabeza sintió una punzada. Esto era un recuerdo del pasado.. Mi nieta, los débiles deben usar la sabiduría para vencer a los fuertes... —fruncí el ceño. No aparezcas ahora. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos, por suerte.

—Eso tiene mucho mejor aspecto ahora. Y ahora que lo pienso.. Sí, puede que la respuesta sea muy sencilla, tal vez incluso la tengamos frente a nosotros —recordé la herida de mi mejilla y aparté el pañuelo de mi rostro. Ya no sangraba ni dolía, como tampoco lo hacía mi cuerpo. Aunque sí estaba algo entumecido, y mis movimientos eran más pesados que de costumbre, pero el dolor no estaba, y agradecí por ello. Miré el pañuelo un segundo, pensando qué hacer. Oh, mi dilema. Era buena en tácticas y estrategias, pero no tenía idea cómo actuar o qué decir cuando estaba con otras personas— Eh.. No sé si devolvértelo.. está lleno de sangre.. —sería una estupidez que se lo quedara así de sucio, pero aún así no supe que otra cosa hacer, y lo dejé en el suelo, en el espacio entre los dos—  Estoy segura que esa respuesta está aquí. —afimé. Luego cerré mis ojos y suspiré. Necesitaba paz, o por lo menos mentalizarme y acostumbrarme a la falta de ella. Estaba más que claro que no tendría la oportunidad en otro momento.

—Por cierto, tengo dieciséis años. Quiero aclararlo para que no me trates como una niña de diez. —mi voz sonó algo seca y cortante, pero estaba realmente harta de que todos aquí me vieran y pensaran que todavía era una pequeña de primaria.

offrol: